El protocolo del anfitrión.
Mesa presidencial. Air Quality
Conference Panel, Arizona.
Una figura
clave: el anfitrión.
Junto al
invitado de honor, el anfitrión es una de las figuras clave en protocolo.
Ocupa un lugar específico en los actos que organiza (preside o inmediatamente
al lado del que preside), recibe a todos los invitados, facilita las
presentaciones entre los invitados que no se conocen, se ocupa de todo el
operativo de la organización, envía las invitaciones y dispone el protocolo
general de los asistentes en un acto. Debe saber desenvolverse en los actos,
procurando integrar a todos los invitados y evitando al mismo tiempo ser
excesivamente el centro del acto.
El protocolo del
anfitrión.
El
anfitrión, es aquella persona que organiza, convoca e invita
en un acto, preside los acontecimientos o eventos que organiza,
sean de la clase que sean. Así lo disponen las costumbres y las tradiciones, y
así lo eleva a rango de norma para los actos oficiales el Real Decreto 2099/83 sobre Precedencias generales del
Estado.
El artículo
4 de esta disposición señala textualmente: "Los actos serán presididos por la
autoridad que los organice. En caso de que dicha autoridad no
ostentase la presidencia, ocupará lugar inmediato en la misma". Esta frase
no deja lugar a dudas sobre el protocolo del anfitrión. Preside los actos y
cuando cede la presidencia en honor de una autoridad o de un invitado de honor
debe situarse junto a ella o él. De acuerdo con la costumbre, a su izquierda en
el caso de presidencias en alternancia o a continuación en presidencias
lineales.
Actualmente,
muchos jefes de protocolo -empujados por una falta de comprensión por parte de
sus respectivos jefes con respecto a esta costumbre de situar al invitado de
honor a la derecha del anfitrión- optan por situar a éste en el siguiente
puesto (número 2) con independencia del tipo de presidencia que se adopte
(alternancia, lineal, mixta). Argumentan al respecto que sólo
se cede una vez la presidencia y, por lo tanto, sólo se cede un
sitio, por lo que necesariamente se van al puesto número 2 (y no al 3 como
obligaría en la presidencia de alternancia la costumbre).
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"Un Jefe de Estado preside siempre los actos en su
territorio, pues se considera que en su país es como si estuviera en su propia
casa"
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Igualmente,
muchos jefes de protocolo consideran erróneo que el
anfitrión deba ceder obligatoriamente o hacerlo voluntariamente,
y que sólo se ceda una vez. Estas afirmaciones no son correctas, pues ni
existen costumbres al respecto ni la normativa oficial dice nada sobre el
asunto. Por definición, la cesión es un hecho voluntario. Nadie puede obligar a
un anfitrión a ceder su puesto de presidencia. Otra cuestión es que la lógica
haga aconsejable tal hecho (por ejemplo el presidente de una empresa
cuando acude el ministro de Industria o el decano de la Facultad cuando invita
a un Premio Nobel).
Reunión de la Organización de Comercio Internacional
-WTO_ en Bali.
Un Jefe de
Estado preside siempre los actos en su territorio, pues se considera que en su
país es como si estuviera en su propia casa, pese a que en
España no existe una sólo disposición que establezca esta cuestión.
Por definición, y por la costumbre internacional y el protocolo comparado, tal
hecho también se extiende a los jefes de Estado extranjeros. Por extensión y
por lógica se interpreta lo mismo para los presidentes de las
comunidades autónomas en su región y para los alcaldes en su municipio,
ello sin perjuicio de que en razón de la asistencia de autoridades de mayor
rango sean éstas las que ocupen la presidencia.
Por lo tanto
en estos casos, u otros similares, más que una cesión obligada estaríamos
ante una cortesía obligada en lo moral y en la costumbre. Como
también parece obligado en lo moral que si en un acto privado invitamos a una
autoridad de realce le ofrezcamos un tratamiento especial que seguramente lleve
parejo la cesión de la presidencia.
También es
erróneo pensar que sólo se puede ceder una vez la presidencia. Al margen de que
las disposiciones oficiales nada dicen al respecto, parece lógico pensar que el
anfitrión en su propia casa podrá sentarse o situarse donde estime más
conveniente para la consecución de sus objetivos. Sin embargo,
es costumbre (y parece de sentido común) que el anfitrión se ubique junto al
invitado de honor o la principal autoridad, a los efectos de poder atenderle de
forma continua. Sin embargo, en virtud al rango de los invitados, en ocasiones
parece de sentido común ceder varios puestos, como puede darse el caso de que
acudiera la Familia Real al completo, varios jefes de Estado, etc.
Fuente: protocolo.org
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