Mesas a ras de suelo en el restaurante
japonés Hattori Hanzo, en Madrid.
Cuentan las leyendas
japonesas que lo que la luna representa con sus sombras es un conejo moliendo mochis con un mazo. Este postre tradicional, elaborado conmochigome, un pequeño grano de arroz glutinoso, es quizá el dulce más conocido del
país nipón. Delicias viscoelásticas que se están convirtiendo en el plato
estrella de muchos restaurantes orientales en Madrid, y que vive su mejor
momento con Panda, la pastelería japonesa
del restaurante Hattori Hanzo (Desengaño, 11; +34 917 86 57 80).
Panda, en la espalda de la Gran Vía, se centra
en la costumbre japonesa de las meriendas y es el primer local dedicado a la
repostería nipona de la capital. “Queríamos recuperar la tradición de estar con
los amigos frente a un postre antes de cenar; en Madrid no hay restaurantes de
postres, y hemos querido dedicar las tardes de nuestro local a esta sana y
dulce costumbre”, dice Borja Gracia, socio y chef ejecutivo de Hattori Hanzo.
Matcha Swiss Roll, bizcocho genovés elaborado con té verde matcha, en Hattori Hanzo. |
Podemos empezar la
merienda con cualquiera de las sangrías o limonadas orgánicas que ofrece la
carta, además de los más de 30 tés, muchos de ellos infusionados en frío para
conservar sus propiedades. Servida la limonada de yuzu constevia sobre una mesa de madera a ras de suelo,
llega el momento de rendirnos a los mochis, rellenos de helado de
té verde matcha. Seguimos con más
postres japoneses como el Anpan Kuro Goma, un pan de brioche horneado diariamente y relleno de crema de sésamo
negro y mascarpone, con fruta de la pasión y coco rallado, o el Matcha Swiss Roll, un bizcocho de té verde matcha relleno de crema y té con confitura de judía roja
endulzada azuki y frambuesas.
“Hay que dar valor al
postre en sí mismo y endulzarse las tardes, mucho mejor que las cenas”, dice
Gracia. En Panda se sirve todo con delicadeza nipona, en un ambiente
minimalista donde las orquídeas rompen las tonalidades de madera; estética
japonesa pura en el corazón del casticismo madrileño. Y si la tarde se nos
alarga –Panda abre de lunes a viernes, de 17.00 a 20.00– siempre podemos
continuar en la zona de yatai del restaurante, pues las
tapas japonesas son delicias que se disfrutan más en una barra, y los
madrileños saben mucho de eso.
Fuente: el viajero
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